Windows no arranca o se queda en pantalla negra.
Pantalla azul de la muerte (BSOD).
Virus, malware o spyware.
Programas bloqueados o que no responden.
Recuperación de archivos eliminados o dañados.
Activación de Windows o Microsoft Office.
Error de BIOS o configuraciones incorrectas.
Incompatibilidad con programas o juegos.
Actualización de Windows o reinstalación limpia.
Configuración de servidores o equipos en red.
Instalación de SSD para mayor velocidad.
Aumento de memoria RAM.
Limpieza y mantenimiento preventivo.
Ensamblaje de PC a la medida.
Instalación de tarjetas gráficas y procesadores.
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